miércoles, 30 de junio de 2010

"Mi primer bikini". Elena Medel



Hola a todas y todos,

Mientras llegan algunas peticiones de libros que hemos hecho a varias editoriales, nos ha apetecido reseñar el primer libro de Elena Medel: “Mi primer bikini”. Será la llegada del verano.

Antes unas breves palabras sobre el famoso reportaje. Primero, no permitimos publicidad en nuestro foro. Si alguien quiere hacer spam para nutrir las cifras de visitas de su blog editorial se ha equivocado de ventana. Nos importa un rábano lo que escribe ese señor o quien sea y nuestro pasotismo al respecto es tan grande que ni siquiera nos tomamos la molestia de leerlo.

El reportaje es una muestra válida de lo que para algunos significa la poesía y su forma de entendimiento: la marca. El denominador común de casi todos los fotografiados ha sido una manera de vivir la poesía que pasa por presentarse a premios, marca, ganarlos, otra marca, publicar en una editorial de marca y rodearse y citar a personas con marca. Se puede hablar de otros denominadores comunes, como su cercanía a los medios de comunicación de diversas formas, otra marca. Y otras que se nos ocurren como el conservadurismo poético y la falta de talento mayoritaria que no unánime, pero eso es ya discutible.

De forma que el montaje y reportaje realizado por alguien que no sabe mucho de poesía, de donde se deduce que hay alguien, a su vez, detrás señalando nombres y apellidos, no nos sorprende nada. Es absolutamente ridículo para nosotros y nos imaginamos que perfectamente lógico para los participantes. Lo único que no estamos dispuestos a tolerar es que alguien diga que se critica por envidia. Hay que tener el ego del tamaño de Siberia y un discernimiento de la realidad muy estrecho para pensar semejante gilipollez. No todo el mundo quiere ser como vosotros. Afortunadamente.

Zanjado. Volvemos al libro de Medel, Premio de Andalucía Joven de Poesía 2001. El jurado estuvo compuesto por María Dolores González Macías, Miguel d’Ors, Antonio Rodríguez Jiménez, Pablo García Casado y el editor Sergio Gaspar. En las notas y agradecimientos que acompañan a esta edición de 2007 la autora dice: “las enseñanzas de Pablo García Casado…en los Talleres de la Casa del Ciprés resultaron muy valiosas para mí…” Teniendo en cuenta el peso que tenía Pablo por aquel entonces en DVD, y al resto de jurado:

Valoración a priori de la ecuanimidad del Premio Andalucía Joven Poesía 2001: 3 / 10

Recordamos que esta valoración se refiere a la posibilidad subjetiva y discutible que tendría un perfecto desconocido de ganar dicho premio. Siempre hemos pensado que DVD y Visor se diferencian poco. Los hechos nos han ido dando la razón y ellos se han acercado por amor y afinidad. ¿Dios los cría?

El libro comienza con una cita de Ray Loriga, cita que no tiene más importancia que la de señalar el peso de la moda en la autora, como seguiremos viendo más adelante. Loriga, cuando se escribió el libro, era un autor famoso y “guay”, y la cita modal está a la altura de lo que será buena parte del resto del libro.

El poemario se divide en tres: Top less, Piercing y Monokini. Top less (¿sic?) abre con el poema “I will survive”, título de la canción de Gloria Gaynor. El mundo descrito por Elena, y así será un parte importante de los poemas del libro, es un mundo kitsch. Casi se podría hablar de un mundo pop-ito, dado el grado de infantilismo de muchas de las reflexiones. Surgen las referencias confesionales a Sylvia Plath y Anne Sexton pero el problema es que la autora no tiene nada que confesar porque lo que le ocurre es banal y aburrido. El abuso de la figura de la repetición retórica, “quién soy”, “besos”, “pitufos” es muy de taller, sea de ciprés o de otro material.

El segundo poema del libro pertenece al segundo estilo del poemario, estilo que hemos denominado “cordobés” por su recargamiento, en línea con la poesía que se ha escrito y escribe generalmente en la zona, y en línea también con el lugar natal de esta mujer. De repente encontramos un “en miríadas rociaron su armadura” que nos habla de una indefinición estilística propia. Autora en busca de estilo.

“Candy” es el título del siguiente poema, otro título de canción (http://www.youtube.com/watch?v=kYpiAePe-1s). Demuestra, una vez más, la afección por las modas así como un dudoso gusto musical. Una canción de 2001 que no pasará a los anales de la música precisamente sirve como introducción a un poema en el que la autora retorna al estilo kitsch del primero. Elipsis forzadas por la métrica, el manido tema de la muñeca rota, acompañado, eso sí, del arcoiris, verso inicial y final idénticos…Poppy, poppy, poppy. Vacío, en otras palabras.

“Bellum Jeans” también soporta estoicamente el motivo de la repetición con una temática insulsa e infantil, Zara efectivamente, o Nuevo Vale o Superpop. Medel va alternando poemas poperos con poemas cordobeses, como “Copero”. En “La chica del gorro azul” el título de la canción se lo lleva nada menos que “La Oreja de Van Gogh”. En este caso, el símil de que Amaya Montero es a la música lo que Elena Medel a la poesía no estaría tan desencaminado. Al fin y al cabo esto es una tercera edición. ¡Guau! Nuevo poema apoyado en la repetición. “Si comemos en el jardín”, en este caso.

Otro ejercicio métrico de taller en “Tótem”, monótono y vacuo. Apuntamos que Elena casi es mejor cuando se pone pop que cuando se pone cordobesa y muy métrica ella. A veces surge una Medel surrealista, a medio camino entre el lado popular y el cordobés. Destaca por lo negativo el poco acierto en las metáforas sexuales: “Nadie nunca / podrá verme llorar entre su clítoris de neón”. Efectivamente. La primera y soporífera parte termina con “Días de pesca”, texto de una narratividad excesiva e insulsa, que ni es poesía ni prosa poética, infantil hasta la extenuación y que acaba con una metáfora digna de…Bueno, que cada uno elija el adjetivo: “justamente ahora, / logro convertirme en anzuelo tuyo. / Al fin picas.” Como vemos, la originalidad llevada a sus extremos.

La segunda parte, “Piercing”, contiene sólo el poema que da título al libro. A un tono gótico rosa, muy en lolita japonesa, se le une el verso que llevará hasta el título, “poco antes de calzar mi primer bikini”, falsamente macarra y fuera de lugar. ¿No había otro verbo que marcara la ortodoxa acentuación en la sílaba sexta? Alguna pincelada más imaginativa añade un poco de calidad a un texto que pide diez revisiones más antes de ser publicado.

La parte final, “Monokini”, ¿sic?, es un poco más de lo mismo. Las memorias infantiles, o infantiloides, ahogan, como en “Celebración”. “Travelling” es de nuevo un confesionalismo mal entendido. La metáfora en “Ragazza” serviría perfectamente para un nuevo tema de la Oreja de Van Gogh, se pasa hasta para el Tigerlily de La Roux, como servirían a pesar del tema, varios versos del poema “Irène Némirovski”: “y soy un perro y soy un lobo / y soy un trago de vino de soledad…/Y soy tu todo y soy tu nada…” El peso de una infancia que parece no superada, de la carga de lecturas juveniles, de la televisión, se lee de nuevo en el patético “Espejo”, en el que se nos habla de quien se enamoró perdidamente de Benji o de quien “lloró verano tras verano en el entierro de Chanquete”. A veces se acuerda del cordobismo y ataca con sintagmas como “meteoritos de champán” o “tul de diamantes”. Luego la propia autora se pregunta si la llaman “kitsch o pop”. Va a ser que lo primero.

Termina este librito con “El secreto de Heidi”, dedicado a Juana Castro por la ayuda brindada. Amalgama de muchos de los estilos ya vistos: el más popero (“soy la pegatina que no viene con ningún chicle”), la metáfora aislada y deslavazada (“mapa de metáforas manchado de café”) o la reescritura del mito infantil en una línea demasiado cercana e imitativa a la de su Sexton…

Desde “Mi primer bikini” Elena Medel ha publicado dos libros más que añaden muy poco a lo leído en este primer libro. El como una persona con tan poco talento poético acaba en el jurado de un premio Nacional sólo se explica en un país tan retrasado para muchas cosas como el nuestro. La moda, la marca, en apellido y en editorial, prima muy por encima del contenido. Desde ahí, una compleja red de amistades y afinidades colectivas sitúa de repente a un grupo de personas muy similares en sus actitudes ante una cámara. La marca de la ropa es sólo parte del complemento.

Valoración del libro “Mi primer bikini”: 2 / 10